Tras diecisiete horas de maratonianas negociaciones, el Ejecutivo, la patronal y el segundo sindicato más grande del país, la Unión General de Trabajadores (UGT), alcanzaron un "pacto" del que se desmarcó la mayoritaria Confederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP).
La reforma incluye la reducción del número de días festivos y de tres días de vacaciones menos, de 25 a 22, así como la posibilidad de que los "puentes" puedan ser contados también como jornadas de descanso.
El documento firmado propone además la creación de un banco de 150 horas por trabajador que la empresa puede gestionar, de manera que el empleado trabaje más horas un día y las descuente en otras jornadas, sin que estas sean pagadas como extraordinarias.
La CGTP, que cuenta con el apoyo de unos 800.000, abandonó la mesa de negociaciones el martes y tachó lo decidido como un "regreso al feudalismo". "Este acuerdo es un buen acuerdo para el gran patrón y un pésimo acuerdo para los trabajadores porque es un documento que pone al Estado al servicio de las empresas", señaló el sindicalista Arménio Carlos, miembro de la comisión ejecutiva de la organización.
Otro punto acordado en el pacto, es la opción de cobrar hasta la mitad del paro como si fuera un salario, cuando el desempleado acepta un trabajo, una medida pensada para paliar el rechazo a empleos con sueldos inferiores al subsidio.
El ministro de Economía y Empleo, Álvaro Santos Pereira, celebró "el espíritu de unión" del acuerdo que según su criterio "lanzará las bases para vencer la crisis económica".
Sin embargo, el ministro evitó explicar el abandono de la controvertida idea de prolongar en media hora sin remuneración la jornada laboral en el sector privado. El Gobierno derechista de Pedro Passos Coelho propuso a finales de octubre esta medida excepcional.
Joao Proença, secretario general de la UGT, el segundo mayor sindicato luso, justificó el apoyo a la reforma por el rechazo a la media hora de trabajo extra sin remuneración, además por considerar "importante" para el país que hubiera un acuerdo en medio de una "gravísima crisis".
Por parte de la patronal lusa, el presidente de la Confederación de la Industria Portuguesa (CIP)), António Saraiva, aplaudió el acuerdo como "útil" para Portugal y "deseable en la situación de emergencia actual". FUENTE: R.N.V
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